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sábado, 4 de abril de 2009

El miedo que nos separa

El chantaje de la patronal se hace aprovechándose del miedo a la pérdida de empleo, dice el sindicalista.  El mismo miedo que nutre de afiliados al sindicato porque hay que defenderse de las agresiones.

El miedo provoca dos reacciones, huida o ataque defensivo-preventivo. El miedo nos lleva a confrontarnos con el supuesto agresor o a evitarle.

Si esto lo llevamos al interior de una empresa ¿qué tenemos?. La confrontación empresa-trabajadores o la huida en forma de desmotivación y resignación. Ninguna de las dos soluciones sirven ni al trabajador ni a la empresa.

¿Por qué no abandonar el miedo? ¿Acaso no es una solución más auténtica y efectiva compartir un proyecto, aunar esfuerzos, debatir y construir un modo de relacionarnos que sea provechoso para todas y todos?

La unidad, sí, la unidad por encima de "divisiones de clase", es la que puede llevar a una empresa a ser más rentable y con empleos más seguros.

¿Qué le ocurriría a un equipo de fútbol en el que los jugadores se sintieran divididos en clases con sus correspondientes diferencias salariales y se pasaran los partidos discutiendo?. 

Chantaje y crisis

Esta semana hemos conocido el anuncio de una huelga general para Mayo. De acuerdo, cada cual ejercita sus derechos y defiende sus intereses como mejor sabe y puede.

Entre los mensajes lanzados para explicar la convocatoria hay uno recurrente : la patronal chantajea con la crisis a los trabajadores para que estos reduzcan sus salarios y condiciones laborales.

La realidad es. Las interpretaciones que hacemos de ella son las que nos ponen en posiciones diferentes y, a veces, confrontadas.

Que las ventas y la actividad han descendido es un hecho. Y en consecuencia, ante este hecho, las empresas -una por una- están buscando salidas que conllevan esfuerzos por parte de todos. Y todos son todos, accionistas, dirección, trabajadoras y trabajadores, administraciones públicas e incluso los proveedores.

¿Por qué juzgar de "chantaje" a un esfuerzo común para sobrevivir y recuperar la actividad y el empleo?

¿No será que esta situación pone en cuestión la propia manera de entablar la relaciones dentro de las empresas?

¿No será que estamos abocados, gracias a la crisis, a construir empresas más participativas, con más diálogo y cohesión para que podamos prosperar todas las partes que componemos una empresa?