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martes, 8 de octubre de 2013

La verdad

La verdad es libre, la verdad os hará libres,...
Estas palabras parecen el inicio de un debate filosófico pero no, no van por ese camino. Es una cuestión práctica, a pie de tierra.
Sí, aún sigo aprendiendo a distinguir entre percepción y verdad, a vivir consciente de la diferencia.
Percibimos la realidad con nuestros sentidos limitados. Y es más, esta percepción limitada la interpretamos condicionados por nuestras creencias y experiencias pasadas, siendo el resultado nuestra "verdad". Una "verdad" llena de limitaciones, juicios, dudas y prevenciones. Así nos vamos convirtiendo en "estatuas de sal", rígidas, inmóviles y sin vitalidad.
La verdad es eso que está más allá de nuestra pequeña "verdad". Es ese mundo de posibilidades infinitas que, en el día a día, olvidamos. Un mundo en el que caben todas las soluciones, toda la sabiduría, todo el amor y la energía. Abriéndonos a esta verdad es como podemos superar nuestra pequeña "verdad" y así enriquecer nuestras vidas llenándolas de lo mejor que podamos imaginar y desear.
Hoy, decido tener presente y traer al presente a esta verdad amorosa, llena de posibilidades, en la que las dificultades encuentran salida, las relaciones sanan, nuestros trabajos prosperan y aprendemos de nuestros errores para mejorar en todos y cada uno de los aspectos de la Vida.

jueves, 3 de octubre de 2013

Perdonar, perdonar,...¿qué es eso?

El perdón, el perdón, el perdón,...
Hay que perdonar! Nos decimos...mientras en nuestro interior sentimos una punzada de indignación.
Tienes que perdonar!. Recomendamos a los demás,...sabiendo que estamos pidiendo un esfuerzo, una renuncia a un derecho a ser resarcido.
Perdona a tus padres o a tus antepasados!, justificándolo con un "ellos hicieron todo lo mejor que supieron y pudieron en las condiciones que les tocó vivir"… mientras sentimos la impotencia, la carencia, la separación, el desamor en nuestro interior.

Y cuando ya creía haber perdonado a todos, resulta que sigo sintiendo en mi, tristeza, indignación, falta de amor,.... 
Por tanto, algo falla, algo no está bien. ¿Qué es? 
Sencillamente, no he perdonado. He hecho "como si" perdonara, pero no he perdonado porque aún sigo pensando que sufrí, que algo o alguien me faltó, que no fui tenido en cuenta, etc.. Y mientras este juicio viva en mi seguiré sufriendo.

Perdonar es deshacer el juicio, la interpretación que hicimos, de lo que pasó. Implica reconocer que "es nuestra interpretación" la que nos genera sufrimiento y que, ahora, podemos elegir no juzgar, posicionarnos en la paz y desde ahí, mantener pensamientos de amor y confianza hacia la persona o la situación.

Con el perdón, primero cambio yo, y luego veo el cambio en los demás. Y ¡funciona!

Mi hijo pequeño, mi maestro, a veces se comporta de formas que no considero adecuadas. Puedo optar por juzgarlas y sufrir o por no juzgar. Una vez que he decidido no juzgar, me he podido centrar en recordar lo bueno y sólo lo bueno de él y en mantener ese pensamiento en la mente,… tras lo cual me he visto sorprendido con hechos que contradecían mis juicios y temores iniciales como que vuelve a casa antes, llama para avisar, cuenta lo que le he está pasando, etc…

Sí, definitivamente, perdonar es deshacer los juicios que hemos hecho. 
El perdón se convierte así en una maravillosa herramienta para vivir y relacionarnos de manera más sana y plena.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Soy responsable de lo que pienso, siento y hago.

Alguien dijo "no hables, si lo que vas a decir no es mejor que el silencio". Esta frase resume lo que han sido mis últimos meses en los que no lograba sentir paz y entusiasmo.
Como dice la Lec.271 de UCDM, "Cada día, cada hora y cada instante elijo lo que quiero contemplar, los sonidos que quiero oír y los testigos de lo que quiero que sea verdad para mi."
Es fácil hablar y sugerir el cambio de pensamientos. Sí, es relativamente fácil cuando se trata de situaciones de las que podemos marcar una distancia. Sin embargo, el asunto se complica cuando se trata de personas y relaciones muy cercanas. Y se complica aún más, cuando se trata de uno mismo, de lo que me digo que son creencias arraigadas allá en la infancia o incluso en el seno materno. Creencias silenciosas, sutiles, de las que sólo me doy cuenta cuando no me siento bien, cuando la emoción o incluso cuando la enfermedad me duelen.
Por eso, viene bien tener presente y practicar esto :  "Vigila tu mente con sumo cuidado ante cualquier creencia que se interponga ante tu objetivo -la felicidad y la paz- y recházala. Juzga por tus sentimientos cuán bien has hecho esto, pues ese es el único uso acertado del juicio".