El sentido del trabajo

Conversando con un amigo -¡cuántos aprendizajes vienen de las relaciones!- surge, una vez más, la importancia, el impacto que tiene el sentido que le demos al trabajo.

La eficacia y la satisfacción están directamente relacionadas con el sentido que tiene nuestra actividad. Si lo que hacemos tiene sentido para nosotros, ponemos en ello toda nuestra atención y nuestros conocimientos sacando a relucir lo mejor de nosotros mismos. Pero si no lo tiene, de poco valen estudios, títulos y habilidades porque no los ponemos en juego.

Cuando un niño juega a su aire, parece incansable. Cuando los padres pretendemos que paseen con nosotros, a los 200 metros están agotados, todo les pesa y les aburre. Igual nos pasa en el trabajo y en la vida.

Un ejemplo. Una fundición, sección de granallado a la que las piezas llegan en un estado aún primario y en la que los operarios solo ven hierro fundido con determinadas formas. El trato de las piezas es como el trabajo, rudo. El encargado no está satisfecho, quiere mejorar la calidad del trabajo y darle un sentido al esfuerzo realizado. Pero ¿cómo hacerlo?.

Una de las piezas que funden es parte del sistema de seguridad de los ascensores. Cuando llega la hora de fabricarla, coge una de ellas y reúne a los operarios y les dice : 

"Con esta pieza tenéis que tener especial cuidado con su perfil, en concreto con esta curva...."

"¿Qué tiene de especial esa pieza", le responden desafiantes.

"¡Pues que de ella depende la vida de tus hijos o la tuya propia!"

"¿Por qué?"

"Porque en caso de fallo del ascensor esta pieza lo retiene y evita su caída"

Podéis imaginar cómo mejoró el control y el trato de la pieza en cuestión. Es más, a partir de ahí, el encargado trata de explicar el "para qué" de cada nueva pieza y de vincularla a la vida personal porque es la manera de que darle sentido a un esfuerzo.

Ya lo dijo Viktor Frankl tras haber sobrevivido a los campos de concentración nazis : "Cuando alguien tiene un para qué, es capaz de superar cualquier circunstancia". Esto es lo que él aprendió y con lo que ayudó a muchos de sus compañeros a sobrevivir en condiciones extremas.

Una de las responsabilidades esenciales de un "responsable" es dar sentido a las actividades, al trabajo que realizan las personas.

Tiempo de reflexión

Tengo la impresión de que nos esperan un par de años con una parada generalizada de la actividad, algo así como un largo invierno en el que necesariamente el tiempo se dedica a tareas más serenas, y creo que es una buena oportunidad para :

1.- Las personas desempleadas por causa de esta crisis. Entiendo que muchas de ellas salen con la prestación por desempleo y una indemnización que les va a permitir salir adelante, eso sí, con menor nivel de gasto. Ahora es el momento de replantearse la carrera profesional y la vida personal, hacer balance de lo realizado y logrado hasta ahora, definir las prioridades y ponerse en marcha aprovechando todos los recursos públicos que para la formación existen en este país. Es el momento de salir reforzado. Sólo hace falta un poco de serenidad y de guía en el proceso.

2.- Las empresas afectadas. Ahora, al igual que las personas, es un buen momento para hacer balance sobre sus logros y errores, sus valores y reglas de juego actuales para sacar conclusiones que les permitan reorientar la organización. Nuestras empresas tienen que prepararse para vivir cambios cada vez más frecuentes e impactantes/globales. Mantener la cohesión interna, transformarse en proyectos compartidos basados en el ganar-ganar, la corresponsabilidad y la mejora y el aprendizaje permanentes, son las bases del éxito.

Este es un buen tiempo para la Innovación Social. ¡Aprovechemos la oportunidad!

Legitimidad y responsabilidad

Esta es una anécdota que nos muestra cómo puede desplegarse la responsabilidad en todas y cada una de las personas que componen una organización :

Un trabajador deja el material recién descargado de forma desordenada y descuidada. El compañero suyo critica su conducta diciéndole que "esa forma de dejar las cosas nos da más trabajo y no nos aporta nada". El primero le responde "tú no eres nadie para decirme nada a mí". A lo que el segundo responde "oye, la comida y la ropa de mis hijos se paga con el sueldo que saco de esta empresa y con eso no se juega, así que mira si tengo motivos para decirte que hagas bien las cosas".

¿Acaso es necesaria más legitimidad para pedir un trabajo bien hecho, ser responsable y solidario con los compañeros de trabajo?

¿Cómo desarrollar este nivel de consciencia en todas y cada una de las personas que integran una empresa u organización?.

Esta es la pregunta a la que cada cual, en su lugar de trabajo, tenemos que dar respuesta.

Ceguera e ilusiones - 2

Año 2004. Los trabajadores de una multinacional americana reciben la noticia de que va a cerrar su planta. La mayoría son mujeres en edades comprendidas entre 45 y 52 años, sin estudios profesionales, con una larga experiencia en una actividad manual.

Se pone en marcha una "antena de empleo"(*) para apoyarles en su reorientación profesional y su recolocación. En una de las sesiones, trabajamos dos competencias esenciales : la "orientación a resultados" y "la mejora continua" en las actividades desarrolladas.

Parece una temeridad hablar de esto con personas que llevan más de 25 años trabajando. ¿Se sentirán ofendidas? ¿Cuestionadas?.

Sin embargo, una de ellas, que estaba trabajando por unos días durante la campaña de Navidad en una empresa emblemática, nos aportó el material necesario para el debate y aprendizaje.

La conversación fue así :

- ¿Qué tal te va en el trabajo?

- Bien. Estoy contenta.

- ¿Te explicaron bien lo que esperaban de ti y cómo realizar tu tarea?

- Sí,.. bueno, nos dijeron lo que teníamos que hacer y como es un trabajo sencillo...

- ¿Cómo sabes si estás haciendo bien tu trabajo?

- Bueno.. el encargado está contento.

- O sea, piensas que estás haciéndolo bien porque el encargado está contento.

- Sí. Nos da los partes de trabajo y cuando acabamos le pedimos más.

- ¿Cómo sabes si es mucho o poco lo que haces?

- Si hacemos lo que nos manda y él está tranquilo....

- ¿Tienes algún indicador de tu trabajo? ¿Me puedes decir cuánto hiciste ayer?

- Hombre, ahora hacemos 1 palet a la hora.

- ¿Por qué dices "ahora"?

- Es que el primer día cuando empezamos hacíamos 1,5

- ¿Y por qué habéis bajado el ritmo?

- Porque vino un compañero y nos dijo que "allí se hacía 1 a la hora".

- O sea, estás trabajando a menor ritmo, haciendo menos de lo que puedes y además el encargado está contento.

- Sí.

En ese momento, en el grupo alguien dijo : 

¡Claro, lo mismo que hacíamos nosotras con la gente de las ETT!.

No pude controlarme y lancé la siguiente reflexión :

Entonces ¿de quién decís que es la responsabilidad del cierre de vuestra empresa y de que hoy estéis en el desempleo?

El enojo fue tremendo pero os aseguro de que tomaron conciencia de que también ellas habían contribuido al cierre de la empresa en la que tan acomodadas estaban. Se dieron cuenta de que eran corresponsables de su desempleo. Ya era tarde para volver atrás.

La siguiente pregunta quedó en el aire : 

¿Quién dirige realmente nuestras empresas?

(*) Antena de Empleo, marca registrada en 1992 por J.R.Mandiola, y que denomina el mecanismo de apoyo a la recolocación de trabajadores de empresas en proceso de ajuste de estructura, a través de la orientación, la formación y el acompañamiento a la búsqueda de empleo o creación de empresa por cuenta propia.

Empresas flexibles con Empleos seguros - 1

Una empresa, por su propia naturaleza, vive en la incertidumbre porque depende de los mercados a los que se dirige.

Por poner ejemplos sencillos : 

* una panadería no sabe cuánto ni qué va a vender mañana cuando levante la persiana.

* un programa de televisión puede caer o crecer en audiencia, y por tanto, perder o generar empleo.

* una industria puede ver cómo se anulan pedidos en firme porque el cliente final está sufriendo una caída de ventas.

Sin embargo, el ser humano requiere estabilidad y seguridad y por ello, exigimos a las empresas seguridad en el empleo a través de los contratos indefinidos o fijos.

Y la pregunta es ¿cómo asegurar un empleo si la propia empresa no tiene asegurada su existencia en el mercado?.

La clave de la resolución de esta aparente contradicción, que se asemeja más bien a la cuadratura del círculo, pasa, a mi modo de ver, por reconsiderar el modo en que nos relacionamos en las empresas.

En esta historia entran en juego muchos factores y me voy a centrar en los que considero esenciales : la responsabilidad y la madurez, el poder y la empresa como proyecto compartido.

La crisis, una oportunidad. Ejemplos

Empresa  con fuerte caída de ventas que ha tomado la senda positiva, es decir:

1. Reforzar la exportación

2. Invertir en I+D+i. Buscar nuevas aplicaciones para sus productos actuales y desarrollar nuevos productos

3. Aprovechar los tiempos de parada de producción para mejorar las instalaciones y el control de los procesos de fabricación.

4. Desarrollar su capital humano : Orientación y formación, equipos de mejora, nuevas funciones, búsqueda de empleos temporales fuera de la empresa con derecho a reincorporación, etc.. 

Todo ello de común acuerdo entre dirección, comité y trabajadores.

Trabajador 1. En las sesiones de orientación toma conciencia de su posición en el mercado de trabajo y decide iniciar estudios de Grado Superior manifestándose así : "¿A dónde iría yo ahora? Dejé los estudios para trabajar, había trabajo y dinero, y tengo ya 32 años, pareja y una criatura. Y, realmente no tengo un oficio...".

Trabajador 2. Ha estado trabajando como operario. Sin embargo, hizo la FP II Sanitaria en la especialidad de Educación de Disminuidos Psíquicos. Le ha gustado el mundo de la industria y se propone reorientar su futuro profesional, integrando su interés por las personas con discapacidad con los trabajos técnicos.

Trabajadora 3. Con 58 años, ha sacado a tres generaciones de su familia adelante. Sin estudios. Quiere seguir activa. Está dispuesta a colaborar con su empresa, trabajando temporalmente en otras empresas y así reducir costes para superar la crisis.

Son algunos de los ejemplos que encontramos en las empresas cuando afrontamos la crisis en positivo, en equipo, marcando directrices claras y con una comunicación honesta, sin eufemismos, dando espacio para que todos aporten ideas y soluciones en la búsqueda de un fin común : salir reforzados.

El conflicto que nos une

Asisto a muchas conversaciones entre partes enfrentadas, con intereses opuestos que, sin embargo, no son conscientes de estar jugando y manteniendo el mismo juego que su contrario.

En una negociación empresa-trabajador, en una relación de poder, en un proceso de separación, etc... basta con que una de las partes reconozca y valide la existencia de un conflicto para que el juego de oposiciones se active.

Así, el conflicto en sí mismo se convierte en el elemento que nos une y que da sentido a la relación, eso sí, permaneciendo oculto bajo negociaciones y discusiones interminables.

¿Por qué vivir unidos por el conflicto? ¿Por qué no reconocer que lo que realmente buscamos es mantenernos unidos? 


Y ¿por qué no trabajar desde esa unidad en la búsqueda de lo que realmente nos importa, el desarrollo profesional y personal, el bienestar, la paz, la felicidad mutua?.

Ceguera e ilusiones

El nivel más profundo de ceguera es aquel que niega la realidad y la confunde con las ilusiones más autocomplacientes.

Hace 2 días se hizo pública la decisión de una empresa de cesar en la fabricación de sus productos. Más de 200 trabajadores perderán el empleo, muchos de ellos a través de una plan de prejubilación.

Hace tres años esta misma empresa esperaba, tras una inversión importante, mejorar su productividad y mantenerse en el mercado. La sorpresa surgió cuando se vio que la productividad real nada tenía que ver con la esperada y es que a pesar de incrementarse la de la maquinaria, la de las personas había caído, siendo el resultado una mejora que no justificaba la inversión. Hoy asistimos a su cierre.

Esta no es una historia de buenos y malos. Es una trágica consecuencia de no haber construido un proyecto común, de no haber invertido también -casi 6 millones de € en maquinaria- en que todos tomaran conciencia de la realidad y de los retos que enfrentaban, en fomentar la responsabilidad compartida de todas las personas con el futuro de la empresa y de sus propios empleos.

Hoy sólo queda hacer cálculos de costes de jubilaciones y recolocar a personas excedentes. 

¿Qué han aprendido quienes tuvieron responsabilidades directivas o sindicales e incluso a nivel personal cada quien en su tarea?

¿Somos conscientes de que nos salvamos o nos hundimos todos (empresa, directivos, trabajadores, sindicalistas)? o ¿vivimos aún en la ilusión de que nos podemos salvar a costa de otros?

El lado positivo de la crisis

Es mi intención mirar la parte positiva de la crisis, aprender de ella, y aprovechar su fuerza para cambiar aquello que hasta ahora nos hemos resistido a cambiar en épocas de bonanza.

Estoy observando cómo algunos trabajadores y empresas encaran la crisis como oportunidad de reorientar su carrera profesional o retomar estudios abandonados, por una parte; sus procesos, productos, actividades y modos de relación para salir reforzados de ella, en el caso de las empresas.

También veo casos de ceguera e insolidaridad en los que algunos trabajadores desean el cierre y liquidación de la empresa para cobrar una indemnización, confiados de que alguien les ofrecerá un mejor trabajo.

La finalidad de este blog es aportar experiencias, reflexiones y casos de buenas prácticas que están dando buenos resultados para las personas y las empresas.