La plenitud es indivisible, pero no puedes saber de la plenitud que gozas hasta que no la veas por todas partes.
Como decía el sefardí Cordovero : "El escuchar sublime es escuchar el bien en quien habla".
Reconocer, entendiéndolo como "volver a conocer" aquello que nos rodea, ya sean personas o entorno natural, nos lleva a mirar la vida con una mirada nueva, dejando en suspenso, inactivas las creencias, los juicios y presunciones que hemos ido aprendiendo a lo largo de los años y que nos condicionan la capacidad de ver la Plenitud.
Re-conocer nos capacita para dar una nueva oportunidad a esa persona que habíamos juzgado. Nos permite mover la posición y tratar de comprenderle, ver el bien en su conducta, sus miedos, aquello que quiso cuidar o proteger y desde esa comprensión responder a sus inquietudes más profundas, a esa búsqueda del bienestar y de la plenitud que se esconde tras sus acciones.
Hoy, sólo por hoy, voy a re-conocer y gozar los regalos que la vida me presenta, desde una taza de café hasta la sonrisa y las palabras cariñosas de quienes compartís mi vida.
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