* Entregarse para seducir, para vender, para lograr el cariño y la atención de otra persona. Doy para recibir interesadamente, unas veces consciente de ello y otras, con consecuencias más fuertes, inconsciente de estar jugando ese juego.
* Entrega como deber. El marido o el padre (esposa, madre) que "debe" entregarse a la familia, a los hijos, sacrificándose y dando lo que sabe y puede…por deber. Confunde así el deber con el amor. Doy por el deber de dar.
* Entrega como sacrificio. Me entrego a una causa negándome la vida, no sólo a mi sino también a mi entorno más cercano que se ve afectado por mis decisiones. Vivo en el idealismo, confundiendo la realidad con mis ideales sobre la misma. Lucho y en esa lucha exijo, excluyo y confronto con quienes no optan por el mismo camino… Hace ya tiempo que aprendí que los idealismos, literalmente, matan. Matan las relaciones, separan las familias, el amor, la fe y la paz e incluso a las personas y los países. Desde ahí pretendemos salvar a quien no quiere o no necesita ser salvado, parafraseando a Robert Fisher, autor de "El caballero de la armadura oxidada".
* Entrega como ayuda o "buenismo". Me entrego por ayudar a otras personas u organizaciones. ¿Lo hago como acto de amor o desde el miedo? ¿Trato de proteger mi conciencia y mi imagen ante mí mismo y los demás o es un acto genuino? ¿Espero algo a cambio?. En las empresas sucede a menudo, ayudo a otra persona concediéndole algo y en algún momento, cuando tengo una necesidad recurro a ella. Si la respuesta es negativa o dubitativa se inicia el deterioro de la relación. Existe un desequilibrio y diferentes posiciones. El que ayuda y el que es ayudado.
* Entrega compartida. Sí, compartida, porque compartimos una visión, una ilusión, un entusiasmo por un proyecto de vida, de trabajo, una amistad,… Es una entrega madura, en la que cada parte, da y recibe. En la que existe un equilibrio entre las dos acciones. Doy, me entrego y sé que en ese acto estoy recibiendo. Me entrego porque da sentido a mi vida –profesional o personal- en este momento de mi vida.
* Entrega incondicional. La vida tiene sentido en la entrega a otras personas y a través de ellas. Sin los demás, no hay vida. Disfruta compartiendo. Y siempre podrás contar conmigo en la medida de mis posibilidades (de energía, tiempo, conocimiento, capacidad,..) sin esperar nada a cambio porque ya lo he recibido.
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Cuando nos acercamos a una relación, sea personal o profesional, es sano preguntarnos, qué tipo de entrega queremos hacer. De esta forma evitaremos frustraciones a corto o medio plazo y nuestra vida se llenará de sentido y paz.
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