"En terapia [y puede valer igual en educación, en acompañamiento, etc..] si trato de tomar el control convenciendo tanto a mis pacientes [vale decir, alumnos, hijos, clientes,..] como a mi mismo de que tengo la mejor solución para sus problemas estoy jugando a ser Dios. No tengo el derecho de dar mis respuestas a las personas; solo puedo ofrecer mi evaluación honesta y realista con la intención de ayudarles a acercarse a sus respuestas. Aún así me tomo el cuidado de presentar mis interpretaciones como posibilidades, como caminos a explorar que quizá puedan producir nuevas perspectivas. Mi papel es caminar a su lado en lugar de llevarlos donde yo pienso que deberían ir".
¡Qué respeto a las demás personas muestran sus palabras!
¡Cuántas veces creemos tener la mejor solución para los demás cuando seguimos encharcados en nuestras propias dificultades!
Pd. Las palabras en cursiva han sido añadidas por mi.
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