En una negociación empresa-trabajador, en una relación de poder, en un proceso de separación, etc... basta con que una de las partes reconozca y valide la existencia de un conflicto para que el juego de oposiciones se active.
Así, el conflicto en sí mismo se convierte en el elemento que nos une y que da sentido a la relación, eso sí, permaneciendo oculto bajo negociaciones y discusiones interminables.
¿Por qué vivir unidos por el conflicto? ¿Por qué no reconocer que lo que realmente buscamos es mantenernos unidos?
Y ¿por qué no trabajar desde esa unidad en la búsqueda de lo que realmente nos importa, el desarrollo profesional y personal, el bienestar, la paz, la felicidad mutua?.
Y ¿por qué no trabajar desde esa unidad en la búsqueda de lo que realmente nos importa, el desarrollo profesional y personal, el bienestar, la paz, la felicidad mutua?.
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