La Plenitud, reconocerla, aceptarla y permitir que florezca en nosotros y en las personas que nos rodean, eliminando los obstáculos que la ocultan es el propósito para este mes que iniciamos.
La inocencia es incapaz de sacrificar nada porque la mente inocente dispone de todo y sólo se esfuerza por proteger su plenitud. No puede proyectar. Tan sólo puede honrar a otras mentes porque honrar a otros es el saludo natural de los verdaderamente amados hacia los que son como ellos.
Ucdm 3, I.
“La mente inocente dispone de todo”, la mente que no juzga está abierta a escuchar, a observar el bien tras lo que la vida nos ofrece cada día.
De cada persona con la que nos encontramos podemos aprender algo si mantenemos esa mente inocente de modo que hagamos de cada encuentro o relación, un regalo.
Hemos nacido para ser "auténticamente felices" y aprender de aquello que nos sorprende en la vida y nos desarma. La experiencia de vida nos enseña que siempre hay una bendición esperando a ser descubierta, un aprendizaje a realizar y una forma más plena de vivir y ser felices.
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