Recordar este pensamiento, aceptarlo, sentirlo, llenarnos de él, en los momentos de duda o cuando nos juzgamos, nos permite retomar con energía la vida y lo que nos presenta.
Recordar que nuestra Identidad es mucho más de la idea que nos hemos formado de nosotros mismos, que está más allá de nuestros juicios y temores, nos abre a avanzar en el aprendizaje y el conocimiento.
Esta idea nos regala la humildad suficiente para decir "no sé" y con ella, la apertura al asombro y a nuevas posibilidades de ir construyendo vidas más plenas, el "sueño feliz".
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