¡Cuántos momentos especiales, cuántas conversaciones se desperdician porque entramos en debates defendiendo nuestras razones e interpretaciones y terminamos más distanciados de lo que estábamos!
La alternativa es 1) centrarnos en lo que nos une, que no es otra cosa que el deseo de ser felices o, dicho de otra forma, el amor, 2) acallar nuestra mente por un instante, 3) escuchar la respuesta que surge del interior y 4) exponer nuestro mensaje desde el respeto a nosotros mismos y a la otra persona.
Hoy, elijo centrarme en los que nos une.
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