2º.- Ante lo que el día te presenta tienes 2 opciones :
a) reaccionar, si actúas desde tus pensamientos habituales
b) responder, si piensas “ante esto.... solo
quiero la respuesta más efectiva, ¿qué es lo mejor que puedo hacer ahora?”
3º.- Si tienes dudas, vuelve a centrarte y
recuerda lo que realmente te importa, sentimientos y emociones, lo que quieres experimentar y, ahora, pregúntate “¿Cuál es la respuesta más
efectiva?” Así te abres a todas las posibilidades, incluso a modificar tu modo
habitual de pensar -tu respuesta automática- para buscar otro más
efectivo.
4º.- Si sigues reacia a la situación que
se te presenta recuerda que : “Al menos puedo decidir que no me gusta cómo me estoy sintiendo ahora y, por tanto, espero haber estado equivocada en la manera de interpretar esto que me
disgusta”. Creemos que nuestra felicidad depende de tener razón y, sin
embargo, ¿de qué sirve tener la razón si no somos felices?.
5º.- Piensa : Tal vez hay otra manera de ver esto y quiero verlo de otra manera
¿Qué puedo perder con hacerlo?
Es más
fácil que un día transcurra felizmente si no permites que, con tus juicios
sobre las cosas o situaciones, la infelicidad haga acto de presencia desde el
primer momento... y te amargues el día.
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