Nadie puede ser injusto contigo, a menos que tú hayas decidido ser injusto primero.
Si observamos con serenidad, detrás de cada situación que vivamos como injusta con nosotros, encontraremos una decisión nuestra de permitir esa injusticia bien sea hacia nosotros o hacia los demás.
Cuando, en los momentos más críticos de mi vida, me he sentido tratado injustamente, pasado un tiempo, he reconocido cómo yo mismo estaba permitiéndolo y colaborando en esa injusticia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario