A veces, con la mejor voluntad, tomamos compromisos confiando en que otras personas van a actuar de una determinada manera, lógica o sensata a nuestro entender. En ese momento no estamos teniendo en cuenta que esas personas son libres, tienen intereses, planes o inquietudes diferentes y por tanto, pueden actuar de otra forma no esperada.
De ahí viene la frustración, el desencuentro y la ruptura de la confianza.
Por tanto, la próxima vez que vaya a tomar un compromiso, consideraré y respetaré esa libertad, y respetándome a mi mismo, me comprometeré a aquello que depende de mi, dejando que los demás asuman su parte de responsabilidad.
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