Parafraseando a Jampolsky.
Es imposible escuchar al otro sin escucharnos a nosotros mismos.
Decimos que escuchar es oír más interpretar lo que oímos.
Al interpretar lo podemos hacer desde dos posiciones, desde el ego (el miedo) o desde el amor.
Cuando decido interpretar desde el amor, desde la búsqueda del bien, es decir, escuchando la voz del amor en mi interior, el resultado es una escucha efectiva, que comprende, que no juzga y que encuentra soluciones abriéndose a nuevas posibilidades.
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