El conflicto debe ser resuelto. Si se quiere escapar de él, no debe evadirse, ignorarse, negarse, encubrirse, verse en otra parte, llamarse por otro nombre u ocultarse mediante cualquier clase de engaños.
Tiene que verse exactamente como es, allí donde se cree que está, y tiene que verse también la realidad que se le ha otorgado y el propósito que le ha asignado la mente.
Pues sólo entonces se desmantelan sus defensas y la verdad puede arrojar su luz sobre él según desaparece.
Lecc.333 Ucdm
Este texto describe, a mi modo de ver, una guía práctica para disolver y resolver los conflictos tanto los internos, los que tenemos con nosotros mismos, como los que vemos fuera. Y como herramienta, una vez más, el deshacer los juicios, las interpretaciones que hacemos y que nos limitan o nos llevan a ver un conflicto donde en realidad hay una demanda de solución y de mejora.
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