El otro aprendizaje

A veces, estamos tan centrados en las acciones que perdemos de vista lo que enseñamos y aprendemos con ellas. El aprendizaje de segundo orden.

Como padres conocemos las capacidades de nuestros hijos. Nos preocupamos y no nos conformamos con lo que está por debajo de su capacidad.

Esta actitud hace que nuestra comunicación se vuelva exigente, que nos vivan en la exigencia cada vez que les sugerimos o aconsejamos.

Desde esa exigencia percibida es probable que sientan que hagan lo que hagan, nunca es suficiente para satisfacernos. Su autoestima se daña. Y así se les hace más difícil avanzar, más penoso. Aprenden a vivir sufriendo. ¿Es eso lo que queremos?

Otra alternativa puede ser acompañarles en su proceso. Aún sabiendo que, por determinadas circunstancias, pueden estar rindiendo por debajo de su capacidad, animar y reforzar todo pequeño avance, haciéndoles conscientes de su capacidad y de la satisfacción que obtienen cuando lo hacen bien, cuando muestran la mejor versión de sí mismos.  El mensaje que damos es "te quiero y valoro más allá de los resultados, quiero verte feliz, contento contigo mismo y siempre me tendrás a tu lado". Nos educamos como personas seguras y responsables. Y los resultados vendrán….aunque nuestra impaciencia nos haga temer lo contrario.