La congruencia se da cuando atendemos a lo que más auténtico en nosotros, sin juzgarlo; cuando dejamos a un lado las prohibiciones como "no debo sentir esto, no está bien" o "no debo pensar así, no es correcto" o "no puedo ser así, debo ser…" y reconocemos eso que sentimos, pensamos y hacemos, es decir, "lo que es" y a partir de ahí, ampliar, mediante preguntas tentativas, la comprensión de nuestra conducta, de lo que protege, para abrirnos a nuevas posibilidades más sanas y efectivas.
Este es un espacio en el que compartir los aprendizajes que la vida nos regala a diario, donde caben la alegría, el entusiasmo, el dolor y las sorpresas que nos llevan a ver y vivir la vida, el trabajo, las relaciones,... con más plenitud y sentido.
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Mi rol de madre me ha hecho cuestionarme muchas veces mi función, mis decisiones, mi saber hacer y mis capacidades.
ResponderEliminarLas exigencias de una niña pequeña pueden ponerle a uno en el disparador en más de una ocasión y yo no soy una excepción. Mi reto, hasta hace poco, estaba enfocado a mejorar mis formas de hacer y decir las cosas. No me daba cuenta de que el primer paso consistía en no juzgame, no juzgar mis decisiones, mi criterio y mi función.
Ahora sé que soy la mejor madre que mi hija puede tener y que todo lo que yo le dé es lo que ella necesita. Esto facilita enormemente el trabajo y ahora disfruto de mi rol.