Estas palabras parecen el inicio de un debate filosófico pero no, no van por ese camino. Es una cuestión práctica, a pie de tierra.
Sí, aún sigo aprendiendo a distinguir entre percepción y verdad, a vivir consciente de la diferencia.
Percibimos la realidad con nuestros sentidos limitados. Y es más, esta percepción limitada la interpretamos condicionados por nuestras creencias y experiencias pasadas, siendo el resultado nuestra "verdad". Una "verdad" llena de limitaciones, juicios, dudas y prevenciones. Así nos vamos convirtiendo en "estatuas de sal", rígidas, inmóviles y sin vitalidad.
La verdad es eso que está más allá de nuestra pequeña "verdad". Es ese mundo de posibilidades infinitas que, en el día a día, olvidamos. Un mundo en el que caben todas las soluciones, toda la sabiduría, todo el amor y la energía. Abriéndonos a esta verdad es como podemos superar nuestra pequeña "verdad" y así enriquecer nuestras vidas llenándolas de lo mejor que podamos imaginar y desear.
Hoy, decido tener presente y traer al presente a esta verdad amorosa, llena de posibilidades, en la que las dificultades encuentran salida, las relaciones sanan, nuestros trabajos prosperan y aprendemos de nuestros errores para mejorar en todos y cada uno de los aspectos de la Vida.
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