"En este mundo parece haber un estado que es lo opuesto a la vida. Tú lo llamas muerte. La muerte adopta muchas formas. Es la idea subyacente a todos los sentimientos que no son de suprema felicidad. Es la alarma a la que respondes cuando reaccionas de cualquier forma que no sea con perfecta alegría. Todo pesar, sensación de pérdida, ansiedad, sufrimiento y dolor, e incluso el más leve suspiro de cansancio, cualquier ligera incomodidad o fruncimiento de ceño, dan testimonio de la muerte. Por lo tanto, niegan que vives."
Este párrafo nos da dos pistas efectivas para dirigir nuestras vidas. Si mis sentimientos no son de felicidad, si no respondo con alegría a lo que la vida me presenta es que en algo me estoy equivocando.
Puedo estar equivocándome en la interpretación que hago de una situación presente o pasada, en la actitud que adopto, en la resistencia que opongo a aceptar las cosas como son, etc.
Si no hay alegría y felicidad es el momento de observar qué de lo que creo, pienso, siento y hago habitualmente, consciente o inconscientemente, bloquea la felicidad y alegría consustancial con la vida.
Es el momento de aprender.
Puedo estar equivocándome en la interpretación que hago de una situación presente o pasada, en la actitud que adopto, en la resistencia que opongo a aceptar las cosas como son, etc.
Si no hay alegría y felicidad es el momento de observar qué de lo que creo, pienso, siento y hago habitualmente, consciente o inconscientemente, bloquea la felicidad y alegría consustancial con la vida.
Es el momento de aprender.
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