El único aspecto del tiempo que es eterno es el ahora.
¿Paciencia infinita? ¿Resultados inmediatos? ¿Amor infinito? ¿Hasta cuándo debo esperar? ¿Me estoy engañando? ¿Estoy haciendo el tonto?
Estas preguntas surgen en cualquier situación en la que sentimos que algunas personas no actúan de acuerdo a nuestras expectativas y sentimos ser no tenidos en cuenta o ser injustamente tratados.
Ese, sí, ese es el momento en el que recurriendo a la “paciencia infinita que procede del amor” detenemos las preguntas y los juicios que estamos haciendo sobre la persona o la situación y miramos más allá, al bien que hay detrás, a la oportunidad que se abre a un nuevo aprendizaje, a un cambio, a una nueva acción.
Esa paciencia infinita descansa en ese mínimo instante, en ese “ahora”, en el que tomamos la decisión de juzgar o amar.
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