Al observar nuestros pensamientos, vemos cómo el miedo está disfrazado y oculto tras muchos de ellos. Los mismos actos, realizados desde pensamientos de miedo o de amor, cambian, no sólo los resultados sino la manera de vivirlos.
Podemos someternos a un régimen de salud desde el miedo a perderla o por el contrario, desde el goce de expresar la fuerza vital en nosotros.
En un caso, la ansiedad, el esfuerzo y la exigencia nos hacen más duro el camino. En el segundo, la alegría, el reto y la confianza en esa fuerza vital facilitan la experiencia.
¿En qué pensamientos detectamos miedo? ¿Cómo los traducimos desde el amor? Y ¿cómo nos sentimos al hacerlo?
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