La única manera de tener paz es enseñando paz. Al enseñarla, no puedes sino aprenderla, pues no puedes enseñar aquello de lo que todavía te disocias.
Para poder compartir una idea tienes primero que disponer de ella. Dicha idea despierta en tu mente mediante la convicción que nace al enseñarla.
Aprendes todo lo que enseñas.
Enseña solamente amor, y aprende que el amor es tuyo y que tú eres amor.
Ucdm. 6, III
Tener presente la pregunta ¿qué estoy mostrando y enseñando con mis pensamientos, sentimientos y acciones? nos devuelve el poder que tenemos, que no es otro que el poder de decidir y elegir la respuesta ante lo que la vida nos presenta en cada instante.
Que este sea un día pleno, como maestros, y a la vez, aprendices de paz y amor.
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