¡No rechaces ni el rechazo!
Sí, porque si rechazo el rechazo estoy rechazando a la persona que muestra su opinión. Estoy haciendo lo mismo. Y si a mi me duele sentir que soy rechazado, a él también le duele sentir que le rechazo, que no le acepto con sus opiniones y actitudes.
Además cuando no aceptamos el rechazo, nos perdemos la parte que esconde detrás, otra opinión, otro punto de vista, una carencia, una petición de ayuda, una insatisfacción, un deseo de exponer algo mejor que lo que yo expongo… En definitiva, al no escuchar el rechazo, pierdo y perdemos la oportunidad de enriquecernos, de lograr una visión más completa de la realidad.
Al rechazar, voy en contra de la unidad, de la integración.
Así que, gracias a ese gesto, he aprendido lo bueno de aceptar el rechazo.
Recordando a Cordovero : "El escuchar sublime, es escuchar el bien en el otro".
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